Glacier Peak desde Liberty Cap, Northern Cascades
Viajar a Pie
Presentación
Filosofía
Ética
Historia
Técnica y Material
Ultraligero
Hazo tú mismo
Rutas
Proyectos
Artículos
Miscelanea
Referencias y enlaces
Contacto
ENGLISH

 

Rannoch Forest - Ben Alder bothy

No es mal tiempo: es tiempo lluvioso; ¡no es lo mismo! Y es una de las características que hacen el viaje por Escocia tan evocador y, debo reconocer, intimidante. Hace falta ser de una pasta especial para disfrutar de esto; una pasta, al menos, impermeable y la mía, me temo, cala bastante. Aún así, es imposible no entusiasmarse ante la vista de los páramos neblinosos; pisarlos ya es otra cosa...

Certificado; hoy sí que hace malo: nublado sólido y lluvia constante. Aún así, me digo, no hay problema: la pista que cruza Rannoch Forest sigue siendo amplia y con buen piso. De momento, todo queda en un suave descenso hacia una pequeña aldea a la orilla de Loch Rannoch.

Saliendo del bosque, descendiendo hacia Loch Rannoch , apenas visible al fondo derecha. Éste loch tiene carretera y pequeñas poblaciones en su cabecera. Las praderas verdes a la vista son evidentes señales de presencia humana: los pastos que usará el ganado local. Sigue lloviendo.

 

La esencia de las tierras altas: páramo fangoso, pies mojados, manchas de bosque oscuro y montañas de relieves redondeados engullidas por las nubes. El pequeño Loch Eigheach enfrente y, más allá, la cabecera de Loch Laidon. Llueve, llueve, llueve, sigue lloviendo; se oxidan los corazones, se alegran las ranas.

 

Más paisajes paradigmáticos: Loch Ericht, brumoso, larga lengua de agua dulce encajonada entre las montañas de las tierras altas. La orilla norte y el monte de la izquierda, Ben Alder, marcan el camino a seguir a falta de un sendero propiamente dicho. Llevo puestos los "chubasqueros de los pies" (léase, los calcetines impermeables) pero no hay nada que hacer en esta pasta acuosa que tengo por suelo: pies calados, cuerpo calado, ánimos empantanados y la épica del viaje a pie por las Highlands.

 

Contra del bajón anímico, nada como el subidón de viajar con colchón: junto a la orilla de Loch Ericht y bajo las faldas de Ben Alder, el bothy del mismo nombre: Ben Alder Cottage. Como ya he hecho los deberes de planificación, no me lo encuentro de casualidad, sé previamente que está ahí y camino confiando en que, si la cosa sigue tan sombría, este humilde senderista no tiene ningún problema en guarecerse entre sus pétreas paredes a pesar de todos los pesares; a saber: llego pronto (el deber me dice que aún debería seguir caminando), el tiempo "amenaza" con dejar de llover (miente cual bellaco, lo sé...) y Ben Alder Cottage, de acuerdo a la leyenda, cuenta con espíritu fantasma residente.

Lo tengo claro: en Escocia, le tengo más miedo al tiempo que a los fantasmas.

Ben Alder Cottage es, como de costumbre en los bothies, el edificio de una antigua granja, ahora deshabitada, en medio de las Highlands. No hay, nunca ha habido, carreteras que lleguen hasta aquí. El edificio está en excelentes condiciones y es un bienvenido alivio tras tanta lluvia y tanto charco perpetuo. La decisión está tomada hace rato: esta noche, haré compañía al espíritu de Ben Alder. No hay nadie más hoy aquí.

 

Chimenea, algo de leña (seca) y ¡tres! pares de calcetines colgados sobre el fuego para ver si se secan algo. Estupenda plataforma de madera para dormir bien aislado. El bothy está limpio y seco y resulta estupendamente acogedor tras tanta penuria ahí afuera. No puedo esperar menos que el fantasma de Ben Alder sea comprensivo conmigo y me permita descansar tranquilo, que buena falta me hace. En el fondo, sé que será así; adecento un poco el bothy (¡porque me da la gana! no para caerle bien al fantasma...) y le doy las buenas noches

<< anterior / Intro / siguiente >>