Tras  varios años visitando Norteamérica, en verano de 2005 el viaje vuelve a casa: a lo largo de la Alta Ruta Pirenaica.

Todo eso hay que andar

Planteamiento

Realizaré la ruta en solitario, entre el 23 de julio y, como máximo, el 20 de agosto; es decir, dispongo de 29 días. Para unos 800 kms (que nunca se sabe exactamente cuántos son y al final depende de las vueltas que uno dé) me sale a 27.5 kms. diarios, lo cual parece perfectamente factible. No lo parece tanto cuando la guía que voy a seguir describe la ruta en 42 etapas pero confiaré en mis fuerzas y en las ganas que le pondré. Comenzaré en Hendaya y espero fervientemente llegar a Banyuls sur Mer un mes después.

Para ello, una de mis bazas principales será viajar ligero. Lo más ligero posible y, a estas alturas, eso significa ir ya muy ligero, aunque me temo que estoy todavía a cierta distancia de los gurús del tema… pero no tan lejos ya. Supongo que me falta el empujoncito que me daré a mí mismo durante la HRP… ¡si todo sale bien!.

Seguiré la guía de Ton Joosten (Pyrenean Haute Route, High-level trail through the pyrenees), publicada por Cicerone (en inglés). Sé que existe, al menos, una más, de un autor francés, Georges Veron, el padre de la idea de la Alta Ruta. No conozco su libro y no puedo comparar pero el de Joosten me da confianza y tras haberlo testeado sobre el terreno (vuelta al Balaitous, en septiembre de 2004), confío plenamente en él. Es un buen libro, bien escrito y conciso. Me dolerá tener que destriparlo pero el peso es el peso. ¿Por qué no editan los libros en canutillo?

Intentaré traerme a Europa ese ambiente que a mí me gusta de América: trataré de ser autónomo y eludir tanto como pueda el contacto con la civilización. Será duro porque incluso en la HRP la civilización está siempre cerca y, a veces, encima (los refugios) y utilizarla a pleno rendimiento me ayudaría mucho a reducir peso a la espalda… pero no puedo obviar que lo que en realidad me gusta es la rutina (mejor, el ritual) de despertar en el monte, empaquetar, caminar, montar campamento, cocinar, dormir y vuelta a empezar en un sitio nuevo. Seguiré las secciones de Joosten pero caminando más deprisa, de forma que pasaré por alguna población cada (espero) no más de 6 días. Pasaré por delante de muchos refugios pero haré como si no estuvieran ahí, aunque no cierro la puerta a utilizar alguno puntualmente en alguna situación delicada o porque simplemente me apetezca. Sin dogmas.

Mi querida compañera de sendero me deja solo en ruta este año pero… ¡no del todo! me acompañará durante unos cuantos días en una sección aún por decidir. Esto me retrasará en el progreso hacia meta pero a quién le importan las metas cuando el objetivo es el viaje en sí mismo y, sobre todo, cuando la compañía es grata. Me hará feliz caminar juntos de nuevo.

La estrategia de reaprovisionamiento será mixta: comprar sobre la marcha lo que sea posible comprar y recurrir al autoenvío de paquetes postales para las cosas que no espero encontrar en ruta. Quiero evitar tener que separarme del camino para reaprovisionarme para evitar perder un tiempo que necesito para seguir caminando pero, como contrapartida, tendré un enemigo importante: los domingos. Tendré que hacer lo posible por evitar llegar a civilización en ellos. Espero no acabar muy alterado por esto.

Pasaré por civilización en Lescun, Gavarnie, Salardú y l’Hospitalet-près-l’Andorre y muy cerca de ella en algunas ocasiones más. Todos estos lugares tienen alguna tienda (a veces, muy mínima) y todos salvo Salardú tienen oficina postal. Veré cómo resuelvo el tema en Salardú.

El peso es, más que nunca, un tema clave. Es crucial viajar lo más ligero posible para tener posibilidades de completar la ruta sin dejarme por el camino la razón básica por la que la hago: disfrutar. Se acepta un cierto nivel de esfuerzo físico, por supuesto, pero esto es para pasarlo bien, no para llegar a no sé dónde a cualquier precio… pero me haría ilusión llegar. Viajaré lo más ligero que mi experiencia y mis propias reservas y dudas me permitan. Esto es una aproximación muy detallada de cómo será mi lista para este viaje. Aunque aún hay alguna decisión que tomar, no va a variar gran cosa de aquí al día de partida.

Planificación

Como ya he apuntado, el libro de Joosten será mi guía. Dispongo de 4 semanas, un máximo de 29 días o, estirando el tiempo al máximo, hasta 30, y eso sin ningún día de descanso, para cubrir una ruta que él ha descrito en 42 etapas. Cuento con la ventaja de viajar ligero. Viajando ligero, no sólo se camina más deprisa con un esfuerzo similar sino que es también posible caminar durante más horas cada día y esperar poder mantener ese ritmo sin que el viaje se convierta en un castigo. En definitiva, creo que tengo esperanzas razonables de poder completar la ruta en el tiempo de que dispongo pero tengo también planes de contingencia por si finalmente no fuera posible llegar a Banyuls a pie. Tampoco pasaría nada.

Una de las cosas que no echaré de menos de años anteriores es el odioso viaje en avión. Con todo el encanto que para mí sigue teniendo volar y ver las cosas desde arriba, el ambiente alrededor de los viajes en avión se ha vuelto irrespirable, con tanta restricción, control y prohibición. Viajaré en tren y llevaré conmigo mi bombona de gas.

Al ir tan ajustado de tiempo, no habrá espacio para las rutas laterales, ascensiones o para la experimentación o improvisación. Esto quiere decir que seguiré la guía al pie de la letra, no por considerarla el evangelio que no es (la propia guía declara que la HRP es más una ruta abierta sobre senderos existentes que una con un trazado fijo y definido) sino porque al apoyarme en la experiencia de Joosten puedo tener más claro qué me voy a ir encontrando y reduzco la incertidumbre. Esto no sería muy importante si mi tiempo fuera indefinido pero dado que no es así prefiero jugar lo más seguro posible.

Las secciones de mi ruta, por tanto, serán las de la guía. A grandes rasgos, mi planteamiento temporal quedaría como sigue:

En cada una de estas localidades me reaprovisionaré con lo que pueda comprar allí más lo que reciba por correo. Todas las paradas tienen oficina postal, salvo Salardú, donde utilizaré el albergue para enviarme el paquete. Muy probablemente, pasaré la noche en alguno de estos sitios (al menos, en Salardú), aunque dependerá de las circunstancias. En principio, como ya he apuntado, no pienso hacer uso de los refugios aunque están ahí y siempre será posible recurrir a ellos.