Alta Ruta Cantábrica
Del 20 de agosto al 4 de septiembre. El viaje a pie vuelve a casa
Tardar en hacer caso a las cosas que están cerca no es (habitualmente y, desde luego, en este caso) por falta de aprecio sino por cuestión de proporcionalidad: las montañas cercanas esperan su momento mientras, en los viajes largos, intentamos alcanzar territorios más inalcanzables. Tarde o temprano, llega ese momento..
Por ahí hay que andar
A estas alturas, cuesta hablar de un viaje más sin repetir lo de siempre; y, sin embargo, hay hechos diferenciales que hacen que sea éste y no otro; que sea ahora y no en otro tiempo.
Había un plan para el verano de 2011 que se hizo añicos al mismo tiempo que mi húmero derecho, allá por primavera. Afortunadamente (siempre hay un lado positivo), un brazo roto no impide caminar pero sí llena la vida de incertidumbres y preguntas con respuestas inconcretas sobre cómo, cuándo y en qué condiciones se podrá recuperar la normalidad, donde el concepto de "normalidad" va más allá de la vida urbana.
Viajar a pie con armadura
No era momento para hacer grandes planes ni para adquirir compromisos; por lo mismo, era el momento de ser flexible y buscar una idea con la que poder improvisar. No hubo que pensar mucho: la Alta Ruta Cantábrica llevaba tiempo esperando su momento y parecía claro que era éste.
El de costumbre: caminar por las montañas, siempre adelante y visitando la civilización humana lo justo. Pasando en la naturaleza los días y las noches como parte inexcusable de la experiencia.
Más en concreto, la idea es seguir en lo posible la línea de la divisoria de aguas cantábrica. No hay una ruta establecida ni vamos a hacer el esfuerzo de planificación previo de diseñar una, así que el viaje se irá construyendo sobre la marcha en torno a esa idea general. Tampoco habrá planificación previa de etapas ni de puntos de reaprovisionamiento; ni siquiera un objetivo espacial concreto, ni ambicioso ni modesto: caminaremos sin más intención que ir recorriendo la cordillera, sin urgencia, sin plantear retos pero con determinación. Llegaremos hasta donde el tiempo dé.
Con lo dicho arriba, la planificación, la pobre, se ha quedado en casi nada: reunir los mapas necesarios, planear a grandes rasgos la vuelta a casa para poder apurar el tiempo en ruta, si se tercia, y poco más. Bueno, vale... he echado buenos vistazos a los mapas, he imaginado por dónde ir o por dónde no... he curioseado por la red para tener alguna pista de por dónde va la gente; especialmente, en las zonas que no conozco y donde los mapas no me pintan ninguna raya. Y he pasado un buen rato (valga el doble sentido) imaginando y creando expectación.
La parte de equipamiento y dinámica de viaje está ya más que cubierta por la experiencia pasada. No es que no le dediquemos atención: es que, esencialmente, es lo de siempre. Es una "rutina" (de las que no nos matan).
Consideraciones sobre el planteamiento
Viajar sin un plan concreto y sólo con una idea (esta sí, concreta) es una opción con atractivo intrínseco. Casa muy bien con la idea de la ausencia de objetivos físicos concretos: llegar a tal sitio, en tal fecha... normalmente, tener dichos objetivos aconseja planificar la ruta un poco más o, según el caso, mucho más. No pretendo tomar partidos ni decir qué es mejor; ni siquiera qué me gusta mas. Plantear retos y planificar cómo cumplirlos es también muy enriquecedor y, personalmente, me gusta. Es lo que suelo hacer cuando viajo en solitario, quizá porque el compromiso requerido suele ser más estricto y es más sencillo alcanzar un compromiso sólo con uno mismo que hacerlo, además, con alguien más. Esta vez, seremos dos y la opción será viajar con la libertad de saber que ¡no hay reglas! Las haremos sobre la marcha.
Psicológicamente (porque creo que es más psicológico que físico), contamos con el cierto grado de suficiencia que da el viajar "en casa", donde todo es o parece más predecible. En realidad, quizá algo de físico sí que tenga también... en cualquier caso, cuidaremos de no apagar nuestra capacidad de sorpresa y caminaremos convencidos de que el viaje, como de costumbre (como no puede ser de otra forma), nos expondrá a lo inesperado, nos pedirá ciertos esfuerzos y nos aportará mucho más que todo lo que pudiéramos dar.
Mapas
Sobra decir que, no siendo una ruta establecida, no existe un conjunto de mapas específico que la cubra. Más aún, la cartografía de ámbito recreativo es escasa y se reduce a unas pocas zonas (Somiedo, Peña Ubiña y Fuentes Carrionas). Para el resto, lo único que hay es el IGN y sus series 1:25.000 y 1:50.000, con sus conocidas fortalezas y carencias: la representación cartográfica es buena pero no tanto la de los caminos, que se suele quedar muy corta ante la realidad del terreno. En general, no contienen información específica para uso senderista o montañero y, en el mejor de los casos, hay que deducirla de las indicaciones generales.
Haciendo uso de lo que hay disponible, la lista de mapas para recorrer la ARC entre Leitariegos, en el oeste, y Reinosa, en el este, queda como sigue: los mapas a 1:50.000 del IGN llevan sólo el número de cuadrante; los de escala 1:25.000, el número de cuadrante y el de sub-cuadrante (permítaseme el palabro). El resto, el nombre completo.
General:
Cordillera Cantábrica – 1:200.000 – IGN
De oeste a este:
101 I
76 III
Parque Natural de Somiedo - 1:60.000 (detalle a 1:30.000) - Adrados Ediciones
77 III
77 IV
Macizo de Peña Ubiña - 1:25.000 - Adrados Ediciones
102 II
103 I
78 III
78 IV
79
80
81 III
81 IV
82
Montaña Palentina - 1:50.000 - IGN
Todo ello para un total de 453 gr. La mayor parte de los mapas van recortados para evitar cargar con trozos que no sirven de nada. Iremos enviando los mapas usados para casa en la medida en que encontremos oficinas postales por el camino.
Material
Como de costumbre, es casi todo lo de siempre; pero, también como de costumbre, hay algunas cosas distintas. En este caso, el hecho de ser dos impone ciertos cambios obvios; además, hay algunas piezas de material nuevas y, cómo no, interesantes (si no, no estarían aquí). Comento a continuación; por lo demás, pego aquí la tradicional lista de material; es casi siempre lo mismo pero es, así, accesible desde la propia presentación del viaje.
Acampada: Golite Hex 3
La Hex 3 es ya una veterana y vieja conocida pero, a pesar de ello, es la primera vez que la usamos para el largo recorrido a pie.
Hex 3
Su único punto negativo significativo es que nos aleja
un poco del paradigma ultraligero pero lo hace a cambio de las excepcionales
prestaciones de un sistema de acampada modular y mejorado con respecto a su
versión original.
La Hex 3, a pesar de su nombre (o, quizá, gracias a él), es idónea
para dos personas y sus bultos. Es amplia y cómoda. Gracias a su forma
piramidal, ofrece un perfil muy aerodinámico ya que concentra la mayor
parte de su área cerca del suelo, donde la fuerza del viento es menor:
es, por ello, una tienda muy resistente y sólida en condiciones adversas.
Es fácil de montar aunque requiere cierta práctica para poder
hacerlo bien a la primera. Es compacta en el almacenamiento. Su carácter
modular permite prescindir de los elementos que no se necesiten como, por ejemplo,
en este caso, el mástil, para el que usaremos los bastones de caminar
(que llevamos de todas formas).
En el capítulo de mejoras
hechas en casa, el faldón de red le permite ser a prueba de insectos
y el suelo ligero (copia exacta del original en materiales más livianos)
permite ahorrar un peso considerable.
En el apartado de consideraciones que tener en cuenta (me resisto a decir "negativas"),
el carácter monocapa la hace propensa a la condensación aunque
el espacio amplio y la inclinación de las paredes hacen de esto un problema
menor. La resistencia al viento depende en buena parte de lograr una geometría
correcta en el montaje, lo que requiere cierta práctica y atención.
Esta tienda, además, depende netamente del buen anclaje de sus seis piquetas
principales, lo que puede requerir atención extra en suelos sueltos.
Chaqueta impermeable: ZPacks CloudCover
Material constructivo moderno y técnica de uso más bien "retro" para una prenda donde lo más sorprendente es el peso: 83 gramos.
ZPacks CloudCover: la auténtica chaqueta de plástico
La chaqueta CloudCover de Zpacks está fabricada íntegramente
en Cuben Fiber en su versión de 0.74 oz/sqyd (25.4 gr/m2). Cuenta con
cremallera frontal completa resistente al agua, sendas cremalleras axilares
para ventilación, capucha y visor semi-rígido. Tiene una única
talla que corresponde aproximadamente con una típica L.
Cuben es, esencialmente, un sandwich de plástico reforzado por una trama
discontinua de material textil de alta tenacidad en un intento por lograr lo
mejor de ambos mundos, textil y plasticoso: ligereza, resistencia y porosidad
cero.
La impermeabilidad es de doble sentido: de fuera hacia dentro y viceversa. Es
decir, no transpira ni lo pretende. Supone una evidente ruptura con la ortodoxia
actual en prendas impermeables cuyo alcance y razón de ser comento en
un apartado específico en la sección de Técnica y Material:
el paradigma de la
impermeabilidad.
Además del empleo de materiales ligeros, la chaqueta está pensada
para ser lo más ligera posible también en el diseño, absolutamente
espartano. No tiene ni un sólo extra ni nada más que lo comentado
un par de párrafos más arriba. Su extraordinaria marca en peso
no es casual ni exclusivamente gracias a la tecnología.
El reducido peso es siempre bienvenido pero especialmente importante en una
prenda que se va a pasar buena parte del tiempo en la mochila, donde tiene un
efecto mayor sobre el esfuerzo realizado y unos efectos más importantes.
El uso de una prenda no transpirable requiere de un cierto ajuste funcional
y, personalmente, me queda por ver si el resultado será satisfactorio
en las condiciones esperadas. Tengo fe en que sí.
Especificaciones:
Referencia: ZPacks CloudCover
Altímetro: W Quechua 300
El que fue mi primer altímetro sigue funcionando; sigue convenciéndome
por todo lo que me gustó en su momento así como sigue arrastrando
la única pega que le he podido encontrar: que no es posible cambiar la
pila sin equipo adecuado. Esto es, que lo tiene que hacer un relojero.
Lo que esto significa es: por un lado, que cuesta mucho dinero cambiar la pila.
Por otro, que, si se gasta durante un viaje, es de muy difícil a imposible
sustituirla sin interrumpir el viaje... en los pueblos de montaña no
suele haber relojerías. Esto provoca que, en muchas ocasiones, haya optado
por un cambio de pila previo preventivo, deshechando así una pila que
podía no estar gastada y agravando, si cabe, el problema del precio del
cambio.
Llevaba tiempo buscando un altímetro de pulsera que hiciera lo mismo
que el que ya tenía y no tuviera esta pega y no lo encontraba. Aquí,
el problema era otro: la mayoría de aparatos del mercado están
severamente sobrecargados de funciones que no necesito ni quiero tener; necesito
un aparato que mida la altitud y, además, me dé la hora y, como
mucho, la temperatura. Y que tenga alarma. Nada más. No quiero brújula
ni GPS, por no hablar de cronómetros, pulsómetros o taxímetros.
El caso es que, cuando encontraba uno así, un aparato simple, resultaba
deficiente en alguna cosa. Es como si el mercado entendiera que, si quieres
algo simple, es porque no te importa que sea malo. Parece que, si quieres calidad
y prestaciones, es porque necesitas un maquinón sobredimensionado.
Quizá el Altimax de Suunto era la posibilidad perfecta pero, en mi opinión,
y para lo que yo lo quiero, quedaba eliminado por el exagerado tamaño.
Puede no importar para un día en la montaña pero no me parecía
adecuado para un viaje largo en el que llevarlo puesto habitualmente.
Por fin, he encontrado un altímetro de pulsera que, a falta de contrastar
su calidad, parece que cumple con todo lo que le pido y nada más; y resulta
que viene de la poco prestigiosa casa Decathlon pero ha sido demasiado tiempo
buscando sin éxito como para no darle siquiera una oportunidad. Por el
momento, parece que funciona bien.
Cambiar la pila es fácil y barato. El aparato es bastante grande y,
en ese aspecto, está al borde de lo que me parece aceptable pero, de
nuevo, pasa el corte de la oportunidad. El diseño de las funciones peca
de populista gracias a un cutre-gráfico que pretende representar el perfil
altitudinal recorrido y que sirve para más bien poco que ocupar pantalla
pero es un problema menor. Casi peor es el hecho de que no parece posible mostrar
a la vez las tres funciones (hora, altitud y temperatura) que me interesa ver;
sólo puedo elegir dos de ellas a un tiempo.
Por lo demás, la resolución del altímetro es tan buena
como la de cualquier otro (1 metro) y su precisión, que es lo más
importante, parece más que correcta. Se ha ganado una oportunidad.
Aunque no sea el criterio más importante, cabe mencionar que el precio
es bastante atractivo sin llegar a ser sospechosamente barato.
Especificaciones básicas:
Tamaño: 4 cm de diámetro
Peso: 52 gr
Precio: 60 euros (en 2011)
Publicado el 19/08/2011
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